LA MUERTE EN VENECIA- Thomas Mann

LA MUERTE EN VENECIA- Thomas Mann

Cómo llegó a mí

Estoy convencida de que hubiese tardado mucho en encontrar este clásico, pero el camino se allanó, ya que hizo parte de las lecturas de la universidad en la materia Introducción a los Estudios Literarios. Entonces, lo leí, luego hice una segunda lectura y fui investigando acerca de él en diferentes páginas de amantes de la literatura. Todos concuerdan con la profundidad y complejidad de esta novela corta, y yo no soy la excepción.
La muerte en Venecia es un libro de menos de doscientas páginas, intenso, lleno de simbolismo, donde el genio de Thomas Mann pretende representar toda una sociedad y una época histórica.

Sinopsis del libro

La historia es la de Gustavo Aschenbach, un escritor reconocido que ha comenzado a envejecer, pero no solo físicamente: él siente, en su interior, que no es el mismo de siempre. Sus ideas e inspiración se han ido apagando,  la rutina hecho estragos en él y ,sobre todo, en su trabajo de escritor. ¿Y qué podría ser mejor para recuperarse, dar brillo su alma y a su mente que viajar? Entonces, comienza a forjar la idea de ir a un lugar en el cual pueda pasar un productivo verano. Al final, decide ir a Venecia. Allí, en Venecia, su atención es atrapada por un joven muchacho llamado Tadzio, que es indudablemente bello ante los ojos de Aschenbach, y rápidamente roba su atención. Entonces, la existencia del veterano escritor empieza a girar en torno a Tadzio, y como un demente, lo persigue por los canales y pasajes de una ciudad enferma.
Aschenbach cree que con trabajo y disciplina puede controlar la vida e incluso el arte, pero estas emociones de deseo incontrolables  inspiradas por el joven Tadzio lo hacen saber que está equivocado.

Finalmente, estando en un bote, Gustavo Aschenbach ve con horror a un simpático viejo con la cara pintada mezclado con un grupo de jovencitos, y  se sorprende al verse reflejado en este viejo.

 ¿Por qué trasciende la obra La muerte en Venecia?


Es una pregunta fácil y a la vez compleja. Si se lee La muerte en Venecia con frialdad y sin ningún tipo de concentración, se podría caer en muchos errores de interpretación. Para no hacerlo, es necesario ubicarse en el tiempo, en el espacio y sumergirse en un estado de meditación al leerla, para poder digerir su belleza, solidez narrativa, y especialmente, su prosa magnífica.

De manera general, se puede decir que La muerte en Venecia trasciende por que aborda temas existenciales y eternos conflictos de la raza humana: el deslumbramiento por la belleza, el amor  y las pasiones prohibidas,la aflicción por la perdida de la juventud, por nombrar las más evidentes.

La novela también abarca muchos temas que nunca pasarán desapercibidos para cualquier hombre o mujer de cualquier tiempo, entre ellos se destacan: la constante fascinación por la belleza; la entrega al amor y la pasión, muchas veces moralmente impedida, lo que lleva siempre a la lucha interna entre lo deseado y lo prohibido; también angustia ante la pérdida de la juventud, el deseo de querer  permanecer jóvenes y lo que se puede hacer para alcanzar este sueño. Otro de los temas transcendentales que trata la novela es el verdadero sentido de la vida, la manera como el personaje principal busca la renovación de su mente, un aire fresco que lo impulse a estar siempre vigente, pero ¿de qué sirve todo eso si no se vive, si no se cae en la aventura de enamorarse con locura?


Una de las razones por las cuales se considerará una lectura de referencia para los escritores noveles radica en que este libro trata la búsqueda de la perfección que persigue el escritor en su obra: desea renovarse, reinventarse y mantener la mente en constante evolución para obtener un resultado deseado. Mis partes favoritas de la novela son las disquisiciones donde Gustavo Aschenbach explica que la disciplina y el trabajo cotidiano son la base de su éxito como escritor, y no solo a la inspiración y el talento natural.

 Acostumbrado desde muchacho al esfuerzo, y al esfuerzo intenso, no había disfrutado nunca del ocio ni conoció la descuidada indolencia de la juventud (…)” (Mann, 1986, p.8).

“Aschenbach no gustaba del placer. Siempre que había vivido sus vacaciones, marchando en busca de reposo y días sonrientes, especialmente siendo más joven, había sentido en seguida la nostalgia inquieta del trabajo, del sagrado esfuerzo de su disciplinada labor cotidiana” (Mann, 1986, p.39).  

La muerte en Venecia es una de esas obras que vale la pena ser releída para ser mil veces escudriñada, pues sin duda se podrían encontrar muchos más mensajes secretos en cada línea. Yo lo volveré hacer en la próxima oportunidad, pero esa vez será alejada de los quehaceres literarios, únicamente guiada por la persecución de la sabiduría y del placer.


Fragmentos favoritos

“(…) lo cierto es que de pronto advirtió una sorprendente ilusión en su alma, una especie de inquietud aventurera, un ansia juvenil hacia lo lejano, sentimientos tan vivos, tan nuevos o, por lo menos, tan remotos, que se detuvo, con las manos en la espalda y la vista clavada en el suelo, para examinar su estado de ánimo. Era sencillamente deseo de viajar; deseo tan violento como un verdadero ataque, y tan intenso, que llegaba a producirle visiones. (…)” (Mann, 1986, p.3).

“(…) otra vez se presentaba a la vista la magnífica perspectiva, la deslumbradora composición de fantásticos edificios que la república mostraba a los ojos asombrados de los navegantes que llegaban a la ciudad; la graciosa magnificencia del palacio y del Puente de los Suspiros, las columnas con santos y leones, la fachada pomposa del fantástico templo, la puerta y el gran reloj, y comprendió entonces que llegar por tierra a Venecia, bajando en la estación, era como entrar a un palacio por la escalera de servicio. Había que llegar, pues, en barco a la más inverosímil de las ciudades” (Mann, 1986, p.18). 

“(…) «Un viaje bien elegido. ¡Oh, Venecia! ¡Magnífica ciudad! Ciudad de irresistible atracción para las personas ilustradas, tanto por el prestigio de su historia como por sus actuales encantos.» (…)” (Mann, 1986, p.15).

 “Si era, pues, verdad que la fantástica travesía por las lagunas de Venecia comenzaba a ejercer su encanto sobre él, aquel espíritu de mendicidad de reina caída bastaba para romperlo” (Mann, 1986, p.33).

Análisis de personajes


En esta obra literaria solo hay tres personajes principales: Gustavo Aschenbach, Tadzio y Venecia.

 De Gustavo Aschenbach se destaca su quehacer: es escritor, y de los buenos. Es aclamado por el público, respetado y elogiado por la crítica. Pero a pesar de su éxito, llega un momento en su vida en el que siente que la rutina se ha hecho presente y se ha estacionado en frente de su puerta, aprisionando su talento y su disciplina a la hora de trabajar y crear sus obras.

“Lo que le molestaba no era una dificultad insuperable, sino cierta falta de complacencia en su obra, que se le manifestaba como disconformidad. Cierto es que, desde joven, la disconformidad había sido para él la íntima naturaleza, la esencia del talento, y que por ello había dominado y enfriado el sentimiento, sabiendo que éste se inclina a satisfacerse con un «poco más o menos» optimista y con una semiperfección (…) No es que produjese cosas malas; los años le habían traído la ventaja de encontrarse cada vez más dueño y más seguro de su destreza. Pero, mientras la nación rendía acatamiento a esta maestría, él no estaba satisfecho por ello. Y era como si a su obra le faltase el fervor de esa alegría ágil que, como ninguna otra cualidad, produce el encanto del público” (Mann, 1986, p.5 - 6). 

Además de las reflexiones extraordinarias acerca del oficio de escritor, en la obra se plasman detalles del origen de Aschenbach, que ofrecen al lector una visión de cómo percibe mundo este hombre maduro, alemán y además, burgués.

 Hijo de un alto funcionario judicial, sus ascendientes fueron funcionarios públicos, hombres que habían vivido una vida disciplinaria y sobria, al servicio del Estado y del rey. La espiritualidad de la familia había cristalizado una vez en la persona de un pastor. En la generación precedente, la sangre alemana de sus antepasados se mezcló con la sangre más viva y sensual de la madre del escritor, hija de un director de orquesta bohemio” Mann, 1986, p.7).

Por otra parte, se describen sus creencias y la forma como vivía su vida, allí confiesa que para él su éxito está basado en la disciplina, en el trabajo duro y no únicamente en el talento.

 “(…) él comenzaba temprano la jornada cotidiana, dándose una ducha de agua fría, y luego, alumbrándose con un par de velas altas en el candelabro de plata, a solas con su manuscrito, brindaba al arte en dos o tres horas de intenso y concentrado trabajo mental, las fuerzas que había acumulado durante el sueño (…) la grandeza de toda su obra estaba  hecha de un minucioso trabajo cotidiano; era la resultante de cientos de inspiraciones breves, y debía la excelsa maestría de la concepción total y de cada uno de los detalles al hecho de que su creador, con tenacidad y energía semejantes a las del héroe que conquistara su provincia natal, (…)”(Mann, 1986, p.9).

 En muchas ocasiones la voz del narrador se confunde con los pensamientos de Aschenbach, todo lo que percibimos viene de él, el crea un universo para nosotros en La muerte en Venecia. La otra cara de Gustavo es la de enamorado: la de un hombre que se deja seducir por la belleza, por la juventud y por qué no, por la combinación irresistible entre el joven Tadzio y Venecia. ¡Hasta yo caería en la trampa!


El otro personaje es Tadzio, quien solo conocemos lo que su espía imagina sobre él: su belleza. Es un personaje complejo, porque está lleno de simbolismo, Thomas Mann representa con Tadzio y la obsesión de Aschenbach hacia él, su temor a envejecer, va buscando con esperanza la forma de sentirse joven de nuevo, construyendo caminos para volver a sentirse vivo, bello, admirado y deseado. Se podría interpretar como el espejo en el cual anhela reflejarse Aschenbach. 

Su rostro, pálido y preciosamente austero, encuadrado de cabello color de miel; su nariz, recta; su boca, fina, y una expresión de deliciosa serenidad divina, le recordaron los bustos griegos de la época más noble” (Mann, 1986, p.24).



El otro personaje es la ciudad misma, Venecia. A pesar de no ser una persona con piel y huesos, está llena de características humanas y representa a la sociedad de principios del siglo XX.  Inspiran infinidad de sensaciones y sentimientos en el personaje principal, Gustavo Aschenbach.

“¿Quién no experimenta cierto estremecimiento, quién no tiene que luchar contra una secreta opresión al entrar por primera vez, o tras larga ausencia, en una góndola veneciana? “(Mann, 1986, p.18).

“Sin embargo, saludó al mar con los ojos, y su corazón se llenó de alegría al contemplarse tan cerca de Venecia” (Mann, 1912, p.23).

Estando en Venecia, hacía algunos años, tras unas alegres semanas primaverales, había tenido que soportar un tiempo tan malo como aquél” (Mann, 1986, p.26).
Por segunda vez, y ya definitivamente, comprobó que Venecia le sentaba muy mal con aquel tiempo” (Mann, 1986, p.33).

Personajes secundarios


Existen otros personajes que aparecen de manera muy corta en la novela, en su orden de aparición son:

 Un hombre desconocido observado en la calle.
 De mediana estatura, enjuto, lampiño y de nariz muy aplastada, aquel hombre pertenecía al tipo pelirrojo, y su tez era lechosa y llena de pecas. Indudablemente, no podía ser alemán, (…)” (Mann, 1986, p.3) (Capítulo I, motiva al protagonista a viajar a Venecia).

Un hombre que recibe los boletos en el barco, un viejo disfrazado de joven que viaja en la embarcación (capítulo II).

Había un muchacho con un traje de verano amarillo claro, de corte anticuado, una corbata púrpura y un panamá con el ala medianamente levantada, que sobresalía de entre todos los demás por su voz chillona. Pero apenas Aschenbach lo hubo mirado con cierto detenimiento, se dio cuenta, no sin espanto, de que se trataba de un joven falsificado: era un viejo, sin duda alguna (Mann, 1986, p.15).

Un gondolero veneciano sin permiso para trabajar, las hermanas de Tadzio (el joven bello) y unas personas del hotel donde se hospeda el protagonista (capítulo III); Saschu, amigo de Tadzio (capítulo IV); la gente de Venecia, entre ella, el peluquero.

 Algunas -respondía el peluquero-. Eso proviene de un pequeño descuido, de una indiferencia por lo exterior, que en personas notables es comprensible, pero que no puede alabarse, tanto más cuanto que tales personas deberían estar libres de prejuicios en lo relativo a las diferencias, entre lo natural y lo artificial” (Mann, 1986, p.64).

 Y, por último, los músicos callejeros, quienes son los que le dan a entender Aschenbach que la peste del cólera ya ha alcanzado a toda Venecia.

“Eran dos hombres y dos mujeres, y se habían situado alrededor del poste de hierro de uno de los focos, (…) Cada vez que, al comenzar de nuevo el estribillo, emprendía el cantante una grotesca marcha en derredor, y llegaba a pasar muy cerca de Aschenbach, emanaba de él una oleada de aquel olor sospechoso que envolvía a la ciudad” (Mann, 1986, p.55).  (Capítulo V).

La descripción de los personajes secundarios conduce a la visión del mundo construido por el autor. En este caso, la visión corresponde a la del escritor alemán Gustavo Aschenbach. Al final de la novela tenemos la sensación de haberlo conocido en persona y mucho mejor, de haber sido su amigo íntimo. Más de una vez deseé que Tadzio se le acerca y hablara con él, o por el contrario, que reaccionara de una buena vez y saliera de Venecia para salvar su vida.

Biografía del autor


Thomas Mann (Lübeck, Imperio alemán; 6 de junio de 1875-Zurich, Suiza; 12 de agosto de 1955) fue un escritor alemán nacionalizado estadounidense. Considerado uno de los escritores europeos más importantes de su generación, Mann es recordado por el profundo análisis crítico que desarrolló en torno al alma europea y la alemana en la primera mitad del siglo XX. Para ello tomó como referencias principales a la Biblia y las ideas de Goethe, Freud, Nietzsche y Schopenhauer.
A pesar de que su obra más conocida sea la novela La montaña mágica, Thomas Mann recibió el Premio Nobel de literatura en 1929 «principalmente por su gran novela, Los Buddenbrook, que ha merecido un reconocimiento cada vez más firme como una de las obras clásicas de la literatura contemporánea».
Si quieres saber más del autor te dejo este enlace: 


Biografía del director
Luchino Visconti di Modrone, conde de Lonate Pozzolo (Milán, 2 de noviembre de 1906 – Roma, 17 de marzo de 1976), fue un aristócrata italiano, director de ópera y de cine. Ha sido uno de los cineastas italianos contemporáneos más reconocidos a nivel internacional.
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Referencias:
Ficha técnica del libro
Título orinal: Der Tod in Venedig
Autor: Thomas Mann
Editorial: Hyperion-Verlag Hans von Weber
Ciudad: Munich
Lengua del libro original: alemán
Traducción al castellano: Martin Rivas
Fecha de la primera edición: 1912
Número de páginas: 217
Género: Narrativa contemporánea






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